domingo, 14 de junio de 2009

PLAZUELA PASTEUR Y ALREDEDORES (III Y ULTIMA PARTE)


Villahermosa Antigua
1930 – 1950
(Legado a la actualidad)
Antonio Vidal Cruz

Plazuela Pasteur y Alrededores
(III y última parte)

Después de dar a conocer las actividades de la Plazuela Pasteur, sigue la calle Vázquez Sur como se aprecia en la grafica. Esta calle tenía un detalle particular, era la única en la ciudad con una bajada muy empinada y de corta longitud.

Quienes patinábamos en Plaza de Armas, nos atrevíamos a bajarla, pero con patín del diablo, porque con patines era peligroso, de todas maneras a media bajada derrapábamos y resultábamos con las piernas y brazos pelados, porque los pantalones que usábamos a esa edad -siempre a los nueve años- eran sólo a las rodillas.

En esta calle, en la acera de la izquierda, estaba -de Vicente Guerrero al río- un sótano que era del edificio público que se aprecia en la gráfica, el cual rentaban y en lugar de puerta tenía una reja con candado. Después existía un local que tenía una puerta que daba a una escalera para el segundo piso, donde estaba una fábrica de galletas de Don Carlos Compañ Requena a la que se empezó a conocer como las Dos Naciones, donde hacían las galletitas entonces conocidas como “Nic Nac”, ahora “de animalitos”.

No recuerdo como descubrí esa actividad, pero a veces subía la escalera al filo de las dos o tres de la tarde, hora que sacaban las bandejas de ese producto del horno y las vaciaban en un cajón grande, pero algunas caían fuera de ese cajón y aprovechaba para recogerlas. Cuando ya tenía las bolsas llenas me retiraba felizmente rumbo a mi casa comiendo galletitas.

Después de ese local estaba un restaurante, propiedad de una tía de los hermanos René y Roger Tellaeche, los que después fueron propietarios de la fonda conocida como “La Zona Fría”, junto a otro que era de Israel de la Cruz, conocido como Naricita, en la calle Manuel Sánchez Mármol, a un costado del entonces Palacio Municipal, frente al parque Juárez.

Volviendo al restaurante de Vázquez Sur, llevaba el nombre de “Estación Teapa”, por razón que estaba cerca la terminal de autobuses de transportes Teapa. Como de esa acera ya no había nada, porque seguía la Plazuela, seguimos con la acera derecha donde esquina con Vicente Guerrero estaba la cárcel del Estado, lo que ahora se conoce como CRESET.

En dicho penal conocí a Don Maximiliano Sosa, alcaide-carcelero. Digo que lo conocí, no porque haya sido huésped, sino porque me gustaba saber como estaban las cosas por dentro, porque en esa época contaba con siete años de edad.

Por el mismo Vázquez Sur, al pie de la bajada había un callejón de esta calle al Paso del Macuilís y que estaba atrás de la cárcel, no tenía actividad, por eso se supuso que fue proyectada como protección al penal, para evitar evasiones de reos, porque así, dicho penal quedó aislado por las calles: Vicente Guerrero, Vázquez Sur, el mencionado callejón -de cuatro metros de ancho- y el del Paso del Macuilís. Así tenían la seguridad de que era difícil una fuga, aunque en ciertas ocasiones se supo que se escaparon siete presos por el drenaje –caño, llamado entonces- porque era amplio, hecho de ladrillos y mucho más a esa altura de la ciudad, que era más espacioso por estar cerca la descarga al río.

También fue del conocimiento público la fuga de peligroso homicida originario del Estado de Chiapas, Carlos Torres, porque sus familiares le llevaron una pistola dentro de una bola de pozol y con ella pudo someter al que abría la reja y creo que en esa acción hubo muerto. Eso fue lo más relevante.

En la esquina con el callejón estaba la bodega de cabotaje, cuyo jefe era Don Vicente Aguilera y su segundo, mi tío Juan Ramón Cruz, donde se aseguraban los contenedores que los alijadores descargaban de los barcos que permanecían hasta que los comerciantes hacían los trámites, para que por medio de los porteadores -quienes hacían el reparto- fuera rescatada la mercancía. Quienes la tenían a su resguardo tomaban sus precauciones para combatir la fauna nociva -ratas y ratones- manteniendo en dicha bodega tres o cuatros sauyanes -mocochas o boas- que se encargaban de eliminar a estar lacras.

Después de dicha bodega, estaba la oficina de la Cámara de Comercio de Villahermosa, y después la oficina y bodega de Don Chano Fojaco, quien era concesionario de la cervecería Modelo, con sus productos Corona y Victoria; junto, esquina con la calle que conducía a la Cootip, estaba la terminal de autotransporte Estación Teapa. De ahí daban el servicio de esta ciudad a la estación de los Ferrocarriles del Sureste (que estaba en la colonia Morelia de aquel municipio serrano) y pasando ese callejón, cerca de la orilla del río, estaba la caseta de la Policía Fiscal del Estado, para verificar la legalidad del movimiento de salida y entrada de los productos.

Ahora narraré las actividades del callejón de Vázquez Sur al paso del Macuilis, estando a la izquierda la orilla del río. A la derecha, en la planta alta de la terminal de los autobuses de Teapa estaba la Capitanía de Puerto y después las oficinas de la COOTIP, donde se tramitaba todo lo relacionado con el transporte, tanto fluvial como marítimo.

De los que presidieron esa cooperativa, José Jiménez Chablé “el chaparro Jiménez”, -hoy lleva su nombre abreviado una gasolinera en el periférico “JOJICHA”-; Fernando Fernández “Centavo” y Salvador Ross, padre del líder petrolero Mario Ross. A la COOTIP, le dio el tiro de gracia Mario Trujillo García nombrando a un interventor. Para la orilla del río, la COOTIP contaba con un muelle para que atracaran sus barcos.

Del Baúl

Toda la actividad de la Plazuela Pasteur se fue apagando con las actividades ferroviarias, los alijadores, los porteadores, la bodega de cabotaje y se quedó sólo el cincuenta por ciento de la COOTIP que le daba servicio de flete a Petróleo Mexicanos. Como remate desapareció toda esta zona, de Vázquez Norte al Paso de Macuilís, y de Vicente Guerrero al malecón, por la plancha de concreto que le hicieron llamar la ampliación de Plaza de Armas.

Por lo pronto hasta aquí.

Comentarios:vhsa_antigua@hotmail.com

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