domingo, 14 de junio de 2009

PLAZA DE ARMAS (II PARTE)

Villahermosa Antigua
1930 – 1950
(Legado a la actualidad)
Antonio Vidal Cruz

Plaza de Armas
(II)


Después de narrar todo lo que rodeaba a nuestra plaza principal, continuaré con las actividades en ese entonces, pero en su interior, y los detalles se irán señalando según la gráfica y el recorrido será de acuerdo a la orientación de norte a sur, o sea de Palacio de Gobierno a Palacio Municipal. Para orientar mejor al lector, clasificaré unos sitios con X y enumeraré las jardineras. Dicho lo anterior para evitar alguna duda, entremos en materia.

El círculo concéntrico que se observa en el cabezal norte de la plaza, frente a Palacio de Gobierno, era una pequeña fuente, que en la parte central tenía una copa de material de construcción, de donde subía la agua –así con la, porque agua es femenino según el diccionario español- y al desbordar la copa caía formando una cortina. El siguiente círculo, un poco más pequeño (y palomeado) era un pedestal que sostenía el busto del caballero de la Lealtad Lic. José María Pino Suárez, monumento representativo de Plaza de Armas.

El tercer círculo, un poco más grande que los otros dos (señalado con una flecha) era el kiosco, que contaba con dos plantas: la de abajo tenía cuatro locales donde había igual número de refresquerías, en donde ofrecían los refrescos elaborados de frutas naturales como piña, guanábana, sandía, jujo con limón, pitahaya, coco y otros propios de nuestro trópico, de otras partes no traían frutas por carecer de medio de transporte adecuado. Para preparar la refrescante bebida tenían un pequeño mortero, consistente en dos vasos de aluminio que utilizaban, uno para depositar la fruta picada y con un palo redondo de aproximadamente cuarenta centímetros de largo por pulgada y media de grueso en la parte inferior para machacar la fruta; y el otro, ligeramente más delgado, para que el refresquero pudiera con facilidad operar y así machacaba la fruta que estaba dentro del vaso (al garrote le llamaban comúnmente “machacapiña”).

Luego le agregaban los demás ingredientes -azúcar, limón y unos trozos de hielo- después al vaso le ensamblaban el otro, boca con boca y ya asegurado lo agitaban para incorporar el contenido y de esa manera separaban los vasos de aluminio -que ahora lo hace la licuadora- y después lo vaciaban al vaso de cristal ya para servir a los clientes, quienes ocupaban la mesa que estaban alrededor del kiosco.

Para subir a la planta superior, la puerta para el acceso a la escalera daba hacia la calle Vicente Guerrero, y allá arriba la banda de música del Gobierno del Estado ofrecía los conciertos –retreta- los jueves y domingos de la semana, así como los días festivos de ocho a diez de la noche. Uno de los directores de dicha banda por muchos años fue el maestro Juan Sosa Mazariego.

En la gráfica se observan cuarteles numerados del uno al siete, éstos eran jardines sembrados de diferentes plantas de flores, abundaban los tulipanes de diferentes variedades, árboles frondosos, forestales y frutales. Por ejemplo, en el jardín numero uno había un macayo, en el dos una mata de mango, en el tres un árbol de tamarindo, en el cuatro un macayo y otro que no recuerdo, y en el cinco, seis, y siete, sembrados de macayos.

La jardinera marcada con el número tres y una x era el lugar donde permanecían los boleros cuyo líder era uno de nombre Manuel conocido popularmente por “Tres Pelitos”, porque carecía de cabellos y poros. Esas personas que son así de nacimiento se les conoce como “hombres cuervos”. Este personaje también era afecto a contender como candidato a Rey Feo.

En la jardinera numero cuatro y donde está una X, permanecían establecidos dos retratistas llamados así en aquel tiempo, ahora fotógrafos. Daban sus servicios a las personas que llegaban a tramitar documentación al Palacio Municipal y también a las parejas que arribaban de las comunidades en cayucos, quienes en el viaje por el río soltaban voladores y además alegraban el ambiente con música de viento.

Arrimaban en el Paso del Macuilis para llegar al registro civil donde las personas contraían matrimonio y después de dicha ceremonia se dirigían al lugar donde se encontraban los retratistas para que les sacaran sus retratos. Recuerdo que quienes se dedicaban a esta noble tarea era un señor de apellido Zúñiga y otro que nunca supe su nombre, pero sí puedo describir su equipo: consistía de un cajón de madera de aproximadamente –en centímetros- 30 de largo, 20 de ancho y 25 de alto, provisto de un lente con fuelle cónico en la parte delantera y en la posterior una manga en color negro, así como un lienzo del mismo tono para que se cubriera el operador cuando tenía que hacer la toma, porque tenía que abrir la cámara. Para evitar que el retrato se velara, después de la toma, procedía a remover por dentro de la cámara, metiendo el brazo en la manga y con la mano movía el papel fotográfico en un depósito de ácido de plata para obtener el retrato, al que sacaban y luego metían en una cubetita de agua para quitarle el ácido y luego colgarlo para que se secara con el aire y entregarlo a su cliente en más o menos una hora.

Por lo pronto hasta aquí.
Comentarios:vhsa_antigua@hotmail.com

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